Una de las cosas fundamentales antes de embarcarse en una reforma es tener las ideas claras sobre qué es lo que queremos y cómo queremos que nos lo hagan (y por cuánto, claro).
Ahora bien, no todos somos capaces de ver las posibilidades de un espacio, y las soluciones decorativas de los profesionales a veces quedan preciosas pero no siempre son prácticas.
Te sugiero que a la hora de planificar un espacio respondas estas sencillas preguntas:
¿Cuál es tu lugar favorito de la casa? ¿Por qué? ¿Qué sientes cuando estás ahí?
Una vez contestadas plantéate como el nuevo espacio que estás planificando podría replicar esas sensaciones ¿Qué elementos necesitas? ¿Qué colores y texturas? ¿Que soluciones o acabados?
Sé realista, si no te encanta limpiar (no todos somos "maribrillos") no te plantées un espacio lleno de superficies irregulares, rincones complicados o telas abundantes y difíciles.
Si te cuesta ser organizado procura maximizar tu espacio de almacenaje, cuanto más tengas, y más accesible, más fácil será que mantengas el orden.
Si tienes mascotas o niños no te lances a por materiales delicados, no lavables o de difícil reposición. Ahórrate disgustos tontos.
Si tienes poco presupuesto apuesta por poco, bueno y duradero que por mucho, baratillo y rápidamente zarrapastroso.
El truco para una buena reforma estaba escrito en la fachada del Templo de Apolo en Delfos:
"CONÓCETE A TI MISMO"
Y luego ¡pídenos presupuesto!
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